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Mostrando entradas de noviembre, 2014

Nuestras Señoras del Misterio

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E l tiempo, los hombres y el olvido destruyeron sus santuarios. En ocasiones, la tierra, de alguna manera imitando a esa mar que, según los marineros, termina devolviendo parte de todo lo que se traga, tiene un acto de voluntaria piedad y abre pequeños surcos en su carne, donde, a la luz de ese mismo sol que ilumina el mundo desde el alba de los tiempos, sorprende al hombre moderno con la tesitura de los antiguos misterios. Observándolas, aun a la luz mortecina que se cuela a través de las urnas de vidrio que en ocasiones las contienen, la mirada ausente de su hierática apostura, nos hace un guiño de complicidad. Son extrañas, pero a la vez, son también familiares, pues a pesar de todo, de los cambios de culto, de esas telas domingueras que ocultan sus auténticas bellezas, continúan escuchando, siglo tras siglo, milenio tras milenio, las eternas súplicas de los hombres. Como hacían antiguamente, a veces se presentan ellas mismas: Isis, para Plutarco, Tanith para los honderos de las

La voz perdida de Iberia

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I beria y su voz. Una voz apagada, perdida irremisiblemente en frías salas de museo, una vez mutilada su lengua de ese lugar de origen donde su susurro acariciaba las soledades del pastor trashumante, que llevaba los antiguos símbolos al abrigo del corazón, bien protegidos en el calor de su pelliza de lana de oveja, transmitiéndolos oralmente de generación en generación; en innumerables ocasiones, ahogada definitivamente por ese sicario sin escrúpulos al servicio de la especulación urbanística llamado hormigón, que vuelve a inundar la tierra, condenando al universo de la imaginación los viejos mitos atlantes y tartésicos que nunca más verán la luz, destruido para siempre el soporte que les daba un hálito de vida; rea a cadena perpetua en los calabozos insondables de la maldita burocracia; mal interpretada, nunca comprendida y siempre a merced de los convencionalismos científicos. Y sin embargo, si lo analizamos fríamente, veremos que de su voz malherida, de su lengua olvidada o q