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Mostrando entradas de febrero, 2015

Libros de Piedra: el Pórtico de la Majestad de la Colegiata de Toro

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E l mundo de los canteros medievales, fascinante y complejo, como todo lo que tiene que ver con la religión, la filosofía y las bellas artes, no se reduce tan sólo a aquello que, aun constituyendo un misterio de primer orden, son las curiosas cuando no significativas marcas que éstos iban dejando en los sillares de los templos, de las fortalezas o de los edificios civiles que iban levantando, a medida que las condiciones favorables de la Reconquista iban ampliando sus horizontes, ofreciéndoles nuevas y cuantiosas oportunidades en las villas y ciudades de nueva creación. Lejos de conformarme, pues, con ese aspecto meramente esotérico de unas más que probables huellas de identidades o de lenguajes técnicos encaminados, cuando menos, al ámbito de influencia de los propios gremios, me gustaría incidir en la faceta monumental, educativa y estética del trabajo realizado; en ese macrocosmos de belleza, perfección y precisión integradas donde, qué duda cabe, destacan, en conjunto o bien por

Briones o el oscuro encanto de las capillas de planta octogonal

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H ay ocasiones en las que, durante los avatares de un viaje o de una excursión, el viajero tropieza –que el azar decante en la caída de la moneda si de una forma casual o causal-, con alguno de los viejos mitos que, en determinadas circunstancias, han alimentado los sentidos del hombre moderno, con paradigmáticos enigmas del mundo medieval. Tuve ocasión de comprobarlo, el pasado mes de octubre cuan­do, por fortuitos o causales motivos, me des­placé a La Rioja, formando parte de un viaje previamente organizado. Durante la primera etapa de dicho viaje, el programa determinaba una parada en una ciudad muy peculiar de la denominada Rioja Alta: Briones. Briones, si­tuado a escasamente tres kilómetros de otro pueblo no menos peculiar, San Vicente de la Sonsierra -que seguramente mucha gente re­cuerde por dos motivos fundamentales: los famosos picaos de su Semana Santa y su impo­nente y mistérica iglesia dedicada a la figura de Santa María de la Piscina-, es un pueblo que, si bien ha per