Marcas y graffiti de peregrino en la iglesia visigoda de San Pedro de la Nave
N o deja de ser una gran verdad, que cuando se contempla uno de los pocos templos de origen visigodo que permanecen todavía en pie en cualquier lugar de la Península, se siente algo muy especial. Sobre todo, si el templo en cuestión, a pesar de no encontrarse en su ubicación original, continúa, no obstante, integrado en uno de los múltiples caminos jacobeos que, siguiendo una ancestral tradición, dirige al peregrino siempre hacia el Oeste , hacia el Ocaso , hacia ese misterioso Finis Terrae en el que, alegóricamente hablando, se sumerge el sol cada atardecer para, una vez revitalizado, volver a renacer al día siguiente, según antiguas crencias. Tal es el caso de este templo de San Pedro de la Nave, poco menos que milagrosamente salvado de perecer bajo las aguas, y enclavado actualmente en el pueblo de El Campillo, aproximadamente a dos kilómetros más allá, como digo, de su enclave original, que lo situaba en la orilla opuesta del río Esla. C omo parte de las escalas de ese ...