Simbología y Heterodoxia en el Arte

G eneralmente, no les prestamos atención. Entramos en los templos, atraídos por la magnificencia de unos estilos artísticos –el románico y el gótico, sobre todo, que por algo abundan en nuestra geografía- que nos motivan a buscar la estética artística en edificios que fueron promovidos y construidos hace cientos de años, por una mayoritaria explosión de Fe. Pero lejos de mover sólo montañas –como aquéllas que desmocharon los canteros a golpe de maza y escoplo para dar vida a la piedra en bruto-, la Fe es un paradigma existencial que se nutre de unos juicios y de unos valores, no siempre predispuestos a aceptar lo literal promulgado por la Palabra de la Ecclessia de Roma como única, real y verdadera exclusa que encamina los navíos del espíritu hacia el puerto de la Divinidad. Esto era algo que sabían esos canteros medievales que tan misteriosos nos parecen hoy en día; los mismos que, en un alarde de humildad, anteponían la Obra al Nombre y abonaban la tierra con el estiércol de su...