Canteros de Portomarín
A firma una ancestral creencia oriental, que vivimos en Maya; es decir, en el Mundo de la Ilusión. Un mundo, evidentemente alejado del Espíritu, donde nada es lo que parece, y sin embargo, ilusión y realidad se conjuran en determinadas ocasiones y circunstancias, es probable que para hacernos recordar esa cualidad latente en todo ser humano, la cual parece que estamos perdiendo con las quimeras vanguardistas de un mundo cada día más tecnológico, donde todo parece avocado a anularnos la capacidad de pensar: la capacidad, también, de sorprendernos. Si hay un camino, donde se pone a prueba nuestra capacidad de percepción y donde se activa, sea por necesidad, nuestro instinto, ese es, sin duda, el Camino de las Estrellas. O si se prefiere, el Camino de Santiago. Poco importa cuál sea la ruta o el itinerario elegido, porque la sorpresa, el acicate de la maravilla y la amargura de la ignorancia, nos esperan, como los tres fantasmas navideños del inolvidable cuento de Charles Dickens,...