Cebrecos, curiosidades de una ermita expoliada
No siempre la Realidad, como decía el fallecido investigador Juan García Atienza, es fácil de vislumbrar, pero está ahí. El tema de la presente entrada, aún a pesar de toda la leyenda negra a él asociada, también ha estado ahí siempre, aunque muchas veces nos pase inadvertida. Recuerdo que esta pasada Semana Santa, conocí a una persona, arquitecto por más señas, que afirmaba que él, viendo una iglesia románica por fuera, ya sabía cómo era por dentro. Yo, sinceramente, reconozco mis limitaciones, pero asumo, no obstante, la certidumbre de su existencia, aunque no se pueda ver a simple vista. Generalmente, ésta, su existencia, se desarrolla entre bastidores; permanece agazapada en las sombras, como, por ejemplo, esas que ocultan los entramados interiores de los pórticos de muchas iglesias románicas; integrada en la misteriosa geometría sagrada de los ábsides; oculta en la mente prodigiosa de los Magister Muri, pero plasmada en sus planes; presente en multitud de formas, sobre todo vegetales y minerales, milimétricamente calculadas por la Naturaleza: la estrella de cinco puntas o pentalfa.
Hay iglesias, como la de San Bartolomé, en el Cañón del Río Lobos, que la tienen bien visible, incorporada, además por partida doble, a su transepto. Otras, como la de la Asunción, en Leache, Navarra, la incorporan en el tímpano, haciendo valer, por antigüedad, el concepto del Hombre Universal llevado a la perfección, doscientos o trescientos años después, por Leonardo Da Vinci. En ocasiones, el cantero, siguiendo el ritmo de su crónica personal -o de su estado espiritual, como opinan algunos autores-, la incorpora, en forma de metopa, en un lugar algo escondido del ábside, como en el caso de la iglesia de la Natividad, en Sotillo, provincia de Segovia.
Se la localiza también, como marca de cantería, profundamente grabada en los sillares de numerosas iglesias, y no resulta extraña su presencia, así mismo, identificando a determinados personajes marginales de la época, como avaros o judíos -dicho con objetividad, sin intenciones racistas ni partidistas- como queda de manifiesto, por ejemplo, en un revelador capitel que se encuentra en el interior de la iglesia de San Martín de Frómista, en Palencia. Significativamente, y según el profesor Fernando Ruiz de la Puerta (2), también es conocida, en algunos ámbitos, con el nombre de Pie de Druida.[continúa]
(1) Juan García Atienza: Nueva guía de la España mágica', página 538.
(2) Fernando Ruiz de la Puerta: 'Historia de la Magia en Toledo'.
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