martes, 15 de marzo de 2016

Marcas de cantería en San Isidoro de León


'¡Qué desesperación sería un mundo sin anomalías!'.
[C.G. Jung]

Tal y como se sugería en la entrada anterior, dedicada a las marcas de cantería que se localizan principalmente en el ábside del venerable y semi-arruinado monasterio asturiano de San Salvador de Cornellana, también en éste singular cenobio leonés, cuyo Panteón Real constituye, con todo merecimiento y gloria, el calificativo de pequeña Capilla Sixtina del románico español, las numerosas marcas de cantería contenidas, tanto en los sillares exteriores -donde prevalece la ballesta- como en los sillares del interior de la iglesia, invitan, desde luego, a la especulación. Así mismo, como en el caso de Cornellana -cuando no, además de algunos otros lugares significativos, dentro o fuera de los denominados Caminos de Santiago-, también aquí se detecta la presencia de cierta marca que, aparentemente en solitario, sugiere, no obstante, un pequeño enigma. Resulta evidente, que algunas de las marcas más abundantes, cuyos trazos cuneiformes -apreciación que se hace por comparación-, resultan similares a aquellas otras que se localizan en lugares más o menos próximos, como las no menos venerables ruinas de lo que fue uno de los monasterios más importantes situados en el denominado Camino o Vía de la Plata a su paso por Zamora: Santa María de Moreruela. Pero la marca a la que se hace referencia, similar a un ojo, induce a pensar en un cantero itinerante, anónimo por supuesto, que a juzgar por las similitudes de su, digamos firma, debió de ser probablemente contemporáneo del Maestro Mateo o de su escuela, dejando su impronta en el interior de la propia catedral de Santiago de Compostela y en algunos otros interesantes lugares de Galicia, como sería el templo dedicado a la figura de San Pedro, en el pueblo orensano de A Mezquita, situado a escasa distancia de la Autovía de la Plata, en una diagonal donde también se localizan excelentes reminiscencias histórico-artísticas, como el monasterio de Melón o la propia ciudad de Ribadabia, con su judería y dos importantes templos, dedicados a las figuras de San Juan y Santiago, el primero de ellos, perteneciente a la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén.


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