Sepúlveda: el Santuario de las Patas de Oca
Sin lugar a dudas, uno de los lugares donde se localiza este emblemático símbolo cantero con mayor perseverancia, es el Santuario sepulvedano de Nª Sª de la Peña. En efecto, tal es la cantidad de patas de oca grabadas por los canteros en la dura superficie de los sillares de este edificio religioso, que se remonta, cuando menos, a los siglos XII-XIII, que llega un momento en el que el observador se siente poco menos que desconcertado ante la persistencia de la visión.
La repetitividad, por tanto, de tal símbolo -que cobra una importancia más que relativa, sobre todo dentro de las rutas principales del Camino Jacobeo, conocido entre otros varios nombres como Camino de Santiago, Camino de la Vía Láctea, e incluso Camino de las Ocas Salvajes- lejos de parecer casual, supone, por el contrario, cierto grado de intencionada obstinación; cierta implicación, por parte de los mencionados canteros, por dejar de manifiesto el gremio compañeril al que pertenecían, dejando constancia, a la vez, de quién o quiénes habían realizado la obra.
No es mucho lo que se sabe acerca de tales gremios, sus orígenes, fundadores y principales magister muri. Y mucho menos, teniendo en cuenta el extraordinario trasiego no sólo de peregrinos, sino también de especialistas que supuso el descubrimiento, en Iria Flavia, de la tumba y el cuerpo del Apóstol.
Aproximadamente por esas fechas, se produjo una revolución espiritual que hizo tambalearse los cimientos de Europa, amenazada, de hecho, por el incontenible avance musulmán. Como en los días posteriores a la Segunda Guerra Mundial y la búsqueda desenfrenada de algunas potencias vencedoras, e incluso de coleccionistas y particulares por localizar y hacerse con todo tipo de manuscritos referidos a la Alquimia, la recopilación, el archivo y el estudio de las corrientes clásicas, hizo que Cluny se constituyera, probablemente, en el núcleo principal del que surgieron la gran mayoría de Maestros que dejarían su ciencia y su firma personal en los principales lugares del Camino de Santiago, e incluso en numerosos lugares situados fuera de éste.
A este respecto interesan, y mucho, las aseveraciones del investigador francés Louis Charpentier, quien, en una de sus obras principales (1) identificaba, al menos, a tres de estas hermandades compañeriles: los Hijos del Padre Soubisse; los Hijos del Maestre Jacques y los Hijos de Salomón, siendo los símbolos más emblemáticos de los dos últimos gremios mencionados, la estrella de seis puntas (o Sello de Salomón) y la pata de oca.
Por otra parte, hemos de tener en cuenta que, al referirnos al Santuario de Nª Sª de la Peña, nos estamos refiriendo a una figura mariana que es la Patrona de la Villa y Tierra de Segovia; una figura, cuya imagen entronizada, que puede observarse en el centro, aproximadamente, del Retablo Mayor, aunque de apariencia gótica, tiene, sin duda, connotaciones de Virgen Negra, y responde a un culto mucho más antiguo. No es de extrañar, por tanto, dada su aparente relación, que entre las huellas o señales labradas en los sillares, figuren, también, dos cruces de reminiscencia claramente templaria -sospechosos, permítaseme el término, de fomentar este tipo de cultos-, siendo numerosos los autores que mencionan los vínculos tan estrechos que existían entre éstos y los gremios de constructores, a los que amparaban y protegían, y que, incluso, pasaron también a la clandestinidad cuando la Orden fue suprimida.
Otro detalle importante, que a simple vista puede pasar inadvertido para muchos visitantes, es el Cristo -probablemente gótico también- que se localiza en uno de los laterales del templo, conformando la cruz de su martirio, un tipo de cruz esotéricamente especial: de las denominadas cruz de gajo; denominación que, en palabras de Rafael Alarcón Herrera (2), representaría al iniciado que está en camino de alcanzar su total elevación.
Aunque este tipo de representaciones artísticas abundan, y no todas están relacionadas con el Temple, sería interesante rastrear, en este tipo de santuarios -por desgracia, muchos de ellos, como por ejemplo, el de la misma advocación existente en Calatayud, han sido prácticamente reconstruídos por completo- la posible existencia, al menos, de aquellas marcas que, como la pata de la oca -o runa de la Vida- caracterizaron a algunos de estos gremios, ocultando un simbolismo esotérico, como demuestra el Cristo renano del siglo XIV que se localiza en la iglesia del Crucifijo -antiguamente de Santa María de les Horzs o de los Huertos- de Puente la Reina.
(1) Louis Charpentier: 'El misterio de Compostela', editorial Plaza & Janés.
(1) Louis Charpentier: 'El misterio de Compostela', editorial Plaza & Janés.
(2) Rafael Alarcón Herrera: 'La otra España del Temple', Editorial Martínez Roca.
Entre las once variedades de marcas de cantero que puedes encontrar en este templo ( la mayoría en su nave), ésta que citas la encuentras en el pórtico. Y no es extraña a otros templos románicos del Cañón del Duratón sepulvedano, pues la encontrarás repetida en la torre de El Salvador y en la de San Justo.
ResponderEliminarRecuerdo haber visto alguna que otra igual, en los castillos de Aracena, Calatrava y Tamara, en los templos de Villasirga y, contigo, amigo, en la columna de la fachada sur del templo de Santiago, en Agüero.
Antigua tau semítica, quizá, descomposición de la theta y variante de la fenicia samek, que luego pasaría al alfabeto griego occidental etrusco.
Salud y románico
Hola, Syr. Como siempre, me gusta esa habilidad que tienes para meter el dedo en la llaga. De hecho, no creo tener esas once variedades de marcas que comentas, relacionadas con este lugar de culto. Pero sí, al menos, otra marca curiosa: la estrella de cinco puntas. Es cierto que hay templos en la provincia que tienen la marca de la pata de oca. ¿Pero has encontrado alguno en el que se repita tanto como aquí?. Creo, si no me falla la memoria, que tienes otra en el templo de San Miguel de Fuentidueña;y si me apuras, hasta es posible que se pueda localizar en Duratón. Curiosamente, no creo haberla visto en Santa María de Nieva, de la que haré una entrada más adelante, pues las marcas que alli descubrí cuando la visitamos juntos, la verdad es que me dejaron perplejo. Gracias por tu excelente aportación, de la que desde luego, tomo cumplida nota (por cierto, ayer me olvidé mi famoso cuaderno en Andaluz, me cachis, estoy cabreado, jolín). Un fuerte abrazo
ResponderEliminarSabes que por ese cuaderno de "notas", algunos mataríamos. Ya te vale regresar y pagar recompensa, si hubiere menester, para recuperarlo.
ResponderEliminarEn cuanto a la marca de estrella de cinco puntas, en el Cañón la encontrarás en el pórtico de Duratón y en la cabecera de San Julián.
Algún día habremos de poner en solfa toda esta teoría de las marcas, su significado y su vinculación a gremios como heredada de padres a hijos.
Salud y románico
En efecto: tendré que ir a buscarlo mañana o pasado, cuando salga de trabajar. Ese cuaderno es parte de mi alma. Es un Cuaderno de Caminante que, aunque está necesitando un relevo, me ha acompañado durante más de un año de aventuras. Será un placer poner sobre el tapete esa parte que mencionas de las marcas,y que corresponderían con los añadidos de algunas marcas originales. El problema es que sabemos sin saber qué significaba la marca en origen. Otro problema añadido a la iglesia de Duratón, es la gran cantidad de grafitis que se mezclan y desvirtúan las marcas originales, incluyendo grafías de claro origen árabe. Incluso en Perorrubio, población cercana, la copa griálica de probable origen moderno. Aún así, todo un mundo del que hablar, elucidar y comentar. Un abrazo
ResponderEliminarEn este tema de las marcas de cantero, y especialmente en todo lo relacionado con la denominada "Pata de Oca", hay que hilar muy fino para no "meter la pata"...
ResponderEliminarResulta especialmente embarazoso, para una Oca, que metan la "pata" en sus asuntos.
Hasta donde me alcanza el conocimiento, no creo que exista una relación, especial, entre este símbolo lapidario y algún grupo particular del medievo. Salvo los propios canteros...
Se repite en templos de diversas órdenes, religiosas y militares, sin que sea propia de ninguna de ellas.
La oca es un animal esquivo, y simbolicamente más...
¡Y a ver si estamos a lo que estamos! ¿Qué es eso de andar perdiendo la libretilla famosa? ¡Ay agüelo, que ya nos falla la memoria...!
Salud y fraternidad.
Maese Alkaest, procuro tratar el tema con la mayor sutileza posible, pero a veces hay que arriesgar hipótesis o comentarios, aunque cuesten un tirón de orejas que, dicho sea de paso, acepto humildemente. No niego la evidencia de que figuren en numerosos templos, pertenecientes o no a diferentes órdenes militares; y dentro de lo espinoso del tema, me parece muy significativo que se localicen, generalmente, en lugares de cierta trascendencia simbólica. Su asociación con los canteros, parece evidente, aunque si hemos de hacer caso a Charpentier, hubo, como digo un grupo (los Hijos de Maitre Jacques) que adoptaron el símbolo. Desde luego, reconozco que es un terreno muy escurridizo, pero por muy fuerte que sea el resbalón, siempre merecerá la pena si con ello se contribuye a aportar ideas o a generarlas en los demás, tanto a favor como en contra de lo que se expone. Un placer tenerte por aquí, y por supuesto, un fuerte abrazo.
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