Ninfas y Donas del agua


En base a numerosas representaciones y alegorías, que aun de forma dispersa y fragmentada se pueden localizar, se podría afirmar que los canteros medievales, conscientemente o no, fueron no sólo profesionales que cincelaban en piedra unos motivos y una simbología previamente pactada con el mecenas en cuestión –cuya temática, comúnmente, iba encaminada a la evangelización, en lo que bien se podría considerar como el Catecismo pétreo del pueblo-, sino también, custodios y a la vez transmisores de las antiguas tradiciones. Unas tradiciones que, como se veía en la entrada anterior dedicada a unos curiosos personajes conocidos como Hombres Verdes, rendían culto a la Naturaleza y sus múltiples manifestaciones, las cuales constituían, de hecho, la base primordial de un universo cosmogónico y espiritual, cuyos antecedentes antediluvianos se remontaban, cuando menos, a la época paleolítica, periodo en el que las primeras manifestaciones artísticas se consignaban, por lo general, en lo más profundo de las cavernas. Cavernas que a su vez, y de una manera simbólica, representaban no sólo el concepto de refugio, sino también la matriz primordial de la Gran Diosa Madre. También en lo más profundo de las cavernas, en esa formidable matriz, nacían, de forma incógnita y misteriosa, multitud de ríos y fuentes. Eran las venas, la sangre de la Mater, que se desparramaba generosamente para alimentar y dotar de vida a todas sus criaturas. No es de extrañar, por tanto, que numerosas historias y leyendas, transmitidas oralmente de generación en generación, hablen de seres especiales y prodigiosos, que habitaban en lugares como cuevas, fuentes, pozas y ríos en forma de espíritus elementales, que en ocasiones, interactuaban con el mundo de los hombres, pues no en vano, entre sus funciones estaba aquélla de salvaguardar los lugares sagrados. Un buen ejemplo de ello lo tenemos en el Bierzo leonés y la leyenda de la xana Carissia y el lago de Carrucedo.
Del culto a las ninfas y las aguas, posiblemente los mejores antecedentes los tengamos en los denominados ninfeos, monumentos que les estaban especialmente consagrados, de los que aún quedan recuerdos relevantes en la Península Ibérica, como son Santa Eulalia de Bóveda, en la provincia de Lugo y el forno da santa, en Santa Mariña de Augas Santas, en la provincia de Orense. Ninfeos que, según opinan los especialistas, tuvieron sus orígenes, precisamente, en las cuevas y cavernas.
También las fuentes fueron objeto de culto. Y dentro de ello, objeto tenido en cuenta por los canteros. Sirvan como ejemplo, la fuente que las representa, situada en la localidad orensana de Allariz, en las cercanías de una iglesia de culto, como es la de Santiago, y aquéllos otros restos que, procedentes de uno de los dos conventos medievales que se levantaban en Fuentelzaz, Soria (1), pudieran ser también una referencia por su parecido. De esta asociación, posiblemente derive, así mismo, los nombres que se daban antiguamente a algunas fuentes. Como ejemplo, aquélla fuente de la Oca que todavía existe, aunque muy modificada, en una propiedad privada del pueblecito cacereño de Tejeda de Tiétar.



(1) Dichos restos, que actualmente forman parte de una casa particular, se observan casi al final del vídeo.

Publicado en STEEMIT, el día 18 de diciembre de 2017: https://steemit.com/spanish/@juancar347/ninfas-y-donas-del-agua

Comentarios

  1. Será ese canto de las Ninfas el que me seduce tanto que no me puedo resistir a su sonido ¡Agua fuente de vida! Un vídeo precioso, un besote.

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  2. Ese es precisamente el poder de las ninfas, de las donas o de las xanas, el de la seducción. Con su canto, podría ocurrir lo que le ocurrió al abad Virila (monasterio de Leire) con el canto de un pajarillo, que perdió la noción del tiempo y regresó varios siglos después. Y también aciertas, como acertaron los canteros, cuando hablas del agua como fuente de vida. Si te fijas en sus representaciones, verás que eso es precisamente lo que fluye en los chorros que les acompañan o aquellos otros que brotan como un torrente del cáliz o la vasija. El don de la vida y la generosidad de una Madre Tierra a la que todas las civilizaciones precedentes rindieron culto y homenaje. Un abrazo

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  3. Hola Juancar, como me gusta lo que voy leyendo de este blog. Es un bonito hallazgo. Ahora tendré que ir leyendo para atrás en las entradas. Precioso video.

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  4. Hola, Minerva. Gracias por tu comentario. Qué puedo decir, salvo que me alegro que te guste y espero que disfrutes, si no con las entradas, que todo está sujeto al mundo de las apreciaciones y las hipótesis, sí al menos con los vídeos, los cuales, después de todo, llevan tras de sí un considerable esfuerzo.
    Saludos cordiales

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