De Santa María de Moreruela a Santa María de la Horta


La iglesia de Santa María de la Horta, es otro de los numerosos templos destacables de la ciudad de Zamora. Como el resto, y a juzgar por los carteles explicativos, sus orígenes se remontan a un siglo, cuya característica principal, parece encajar perfectamente en un concepto moderno de lamentables consecuencias, que se ha convenido en denominar como burbuja inmobiliaria. Al menos, esa es la idea que acude a la mente, cuando se comienza a patear la ciudad, y sin importar el aspecto actual de sus elementos artísticos patrimoniales, se constata que prácticamente todos los templos, salvando alguna excepción, pertenecen al siglo XII. Quizás este detalle, no nos llame en exceso la atención, si tenemos en cuenta que la ciudad fue arrasada dos veces por los sarracenos, una de ellas, precisamente por Almanzor; pero tal vez nos resulte más atractivo para dar rienda suelta a la especulación, pensar en él, como en un siglo en el que comenzó a destacar la presencia de cruzados en la España de la Reconquista –no en vano, considerada como una prolongación de las Cruzadas en Tierra Santa-, además de la presencia de agrupaciones de carácter religioso-militar –las Órdenes Militares- que no sólo peleaban, generalmente, en la vanguardia de los ejércitos cristianos, sino que también contribuyeron, de una manera bastante meritoria, a la protección y auxilio de los peregrinos que se dirigían a Santiago de Compostela –recordemos que por Zamora pasa la llamada Ruta o Vía de la Plata- y sobre todo, a las labores de repoblación de los territorios que iban siendo reconquistados.

De tales órdenes, no tanto por su histórica y carismática animadversión como por su veteranía y organización, destacaron, principalmente, dos: la Orden de los Pobres Caballeros de Cristo y el Templo de Salomón –más popularmente conocidos como templarios- y la Orden del Hospital de San Juan de Jerusalén, fundada algunos años antes por comerciantes de Amalfi, y como los anteriores, conocidos más popularmente como hospitalarios. Definición que describe, a la perfección, los cometidos que impulsaron a la creación de dicha orden: la asistencia y auxilio de los palmeros (1) que acudían a los Santos Lugares.
Dentro de la infraestructura interna que caracterizaba, en mayor o en menor medida, a ambas órdenes, destacaba el aprovechamiento propio de gremios especializados en diversas actividades y oficios. Y entre ellos, naturalmente, hay que destacar a los gremios de canteros, independientemente de que muchos de ellos tuvieran el carácter de itinerantes. Sobre ello, cabría señalar que no sólo la utilización de alarifes de carácter mudéjar o mozárabe conllevó una influencia de marcado tipo oriental en numerosas construcciones, sino que también podría hacerse, en parte, responsable a templarios y hospitalarios –vuelvo a repetir, principalmente- de la importación de modelos orientales, y entre ellos, aunque suponga levantar polvareda entre la diversidad de opiniones al respecto, la utilización de modelos estilísticos basados en la geometría de planta hexagonal, siendo el ejemplo más notable a imitar, la iglesia del Santo Sepulcro de Jerusalén. Recordemos que en Zamora, el caso más destacable, toda una obra de Arte, lo encontramos en el maravilloso cimborrio de su catedral de San Salvador.
Si bien el hecho de que, una vez disuelta la Orden del Temple, los hospitalarios fueron los receptores más beneficiados de las antiguas posesiones de éstos, detalle que con mucha frecuencia induce a numerosos conflictos a la hora de atribuir determinados templos, no ocurre esto con la iglesia zamorana de Santa María de la Horta, puesto que se sabe a ciencia cierta que fue la sede principal de la orden de los Caballeros Hospitalarios en Zamora. De hecho, es uno de los templos mejor conservados, independientemente de la torre-chimenea -recuerdo de la primera central eléctrica que hubo en Zamora-, que le resta atractivo con su desagradble visión, y que junto a él, adosado a su parte oeste -justo aquélla que da a la calle de la Horta, donde se localiza uno de los tanatorios de la ciudad- se encuentran las dependencias del hotel Puerta del Duero, perteneciente a la cadena hotelera NH.
Pues bien, este templo, que en 1537 pasó a ser el convento de las Comendadoras Sanjuanistas, en cuya torre se custodió el archivo de la Orden hasta bien entrado el siglo XX -en la actualidad, se encuentra en el Archivo Histórico Nacional- aparte de una interesante iconografía, sobre todo en los capiteles del pórtico principal de entrada -donde vemos, repetido, un tema curioso, como es el de dos dragones flanqueando a ambos lados a una cabeza humana- posee la no menos curiosa particularidad de que en los sillares de su ábside, aún se localizan numerosas marcas de cantería. Marcas que recordará perfectamente, todo aquél que se haya paseado por las inconmensurables dependencias de Santa María de Moreruela. Y si es observador, comprobará que, mientras algunas se hallan desperdigadas sin orden aparente, hay otra, con forma de báculo, que se localiza, perfectamente definida y ordenada, en al menos dos de las series de sillares.
Si bien este detalle, no demostraría, a priori, sino la participación de alguno o algunos de los grupos de canteros que participaron también en la remodelación del monasterio de Santa María de Moreruela, cosa lógica, por otra parte, también vendría a confirmar, de alguna manera, lo que anteriormente se exponía sobre las especializaciones dentro de las órdenes y la utilización, a la vez, de compañías de canteros que, o bien formaban parte de la orden en cuestión, o bien trabajaban a sueldo para ella, acompañándola, de igual manera que se sabe hicieron algunas hermandades de canteros (2) que participaron activamente en la que, se podría definir, como la gran aventura del Temple y pasaron a la clandestinidad cuando la Orden fue juzgada y suprimida, llegando a ser opinión generalizada entre los investigadores, de que a través de ellos se fueron consolidando las diversas agrupaciones de índole masónica que tanto han dado que hablar hasta el día de hoy.
Como anécdota, añadir que en el interior de esta iglesia, se guardan las reliquias de San Cucufate (3).



(1) Como aclara el propio Dante Alighieri: ‘Es preciso conocer que existen tres maneras de nombrar las gentes que van al servicio del ALTISIMO: se les llama “paulmiers”, en tanto que van a ultramar por aquello que muchas veces solían llevar la palmera de Jericó. Se les llama “peregrinos”, cuando su destino es la Casa de Galicia, pues el sepulcro de Santiago quedaba más lejos de su patrio que de cualquier otro apóstol; se les llama romeros en tanto era Roma el lugar de su destino…’.
(2) Al menos, si hemos de creer en las declaraciones del investigador francés Louis Charpentier, se reconocían al menos tres de ellas: 'los Hijos del Padre Soubise', 'los Hijos de Maitre Jacques', y la que quizá fuera más activa de todas: 'los Hijos de Salomón'.
(3) San Cucufate o Cucufato, aquél mártir muy recordado en la tradición, al que se aplica el refranillo de: San Cucufato, San Cucufato, concédeme lo que te pido, o los cojones te ato'.

Comentarios

  1. Bueno ilutrame un poco, y puedes tomarte tu tiempo.
    ¿Simbologia de la vara?
    ¿Deidades o personajes con vara?
    ¿Mujeres con vara?
    ¿Porque alguna Virgenes llevan cetro?
    La vara no siempre es pastoral, no?
    ¿Varas de madera, que no sea el caduceo?
    Viva la curiosidad

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  2. Hola, Minerva. Bueno es aclarar que no soy ningún experto, pero desde mi punto de vista, intentaré responder a tus preguntas en la medida de lo posible. No sé si has visto la película '2001, una odisea del espacio', basada en la obra del escritor Arthur C. Clarke. Comienza con una metáfora impresionante: un primate que, de modo casual, coge una tibia y golpea otros huesos, haciéndolos añicos. Descubre las 'armas', y con su tibia-arma en la mano, siente el 'poder'; y ese poder, le lleva a hacerse con la jefatura de la tribu. ¿Podría ser el comienzo de la realeza?. Quién sabe, pero ilustra, a grosso modo, el que podría ser el antecedente del cetro y su significado primordial: símbolo del poder. El cetro que se observa en algunas imágenes marianas, en mi opinión, es un atributo relativamente 'moderno'; me explico: si tienes ocasión de observar imágenes marianas antiguas, románicas, verás que ninguna lleva cetro, sino que casi todas coinciden en sus atributos fundamentales: la bola, el lirio o la flor de lis. Todos estos atributos esconden una rica simbología detrás; mientras la bola representa un concepto (la esferidad de la Tierra) que se consideró herético durante siglos (recuerda cuántas personas fueron quemadas en las hogueras de la Inquisición, incluido Galileo), los otros dos atributos, tampoco se le quedan atrás, pues, por su forma, se relacionan también con un símbolo ancestral: la pata de oca. La vara o el báculo, desde un sentido aún más espiritual, se considera el símbolo primordial del Maestro, del Iniciado, de aquél cuyo conocimiento le hace estar por encima del resto. Generalmente reservado a los dignatarios eclesiásticos, como digo, como símbolo de superioridad, fue utilizado desde época inmemorial y por diferentes civilizaciones. Recuerda que de los sacerdotes egipcios se decía que eran capaces de convertir la vara en serpiente; detalle que también se recoge en la historia de Moisés. Los principales pontífices (constructores de puentes o nexos entre el cielo y la tierra) como Santo Domingo de Silos, Santo Domingo de la Calzada o San Juan de Ortega, también fueron portadores del báculo. Y si te fijas, en casi todos ellos está presente el símbolo de la serpiente o del dragón, que no sólo indica su relación con el 'conocimiento' sino que también, de modo simbólico, llaman la atención sobre esas corrientes subterráneas (telúricas) que los celtas denominaban como 'wouivres' (serpientes)y a finales del siglo XIX y principios del XX, se comenzaron a denominar como 'líneas ley', que conectaban los principales santuarios o lugares de poder. La vara, sobre todo de avellano, es la más utilizada por los pastores; pero también es el símbolo por excelencia de los zahoríes, aquéllos capaces no sólo de detectar esas corrientes telúricas por medio de su vara, sino también agua y otros minerales ocultos. Muchas abadesas también portaron el báculo, que denotaba su posición elevada por encima de la comunidad que dirigían. Y hay algunas historias sobre ellas realmente sorprendentes, como la de Odilia, en Alsacia-Lorena. Las principales, en los inicios del Cristianismo, siendo más conocidas posiblemente aquéllas que practicaban un cristianismo de origen celta. Con posterioridad, el papel de la mujer fue haciéndose cada vez más pasivo, pues no olvidemos la misoginia que caracteriza a la Iglesia. En fin, son temas muy complejos y extensos. Espero que te vayas haciendo al menos una idea de por dónde van los tiros. Saludos

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