Simbología y Heterodoxia en el Arte



Generalmente, no les prestamos atención. Entramos en los templos, atraídos por la magnificencia de unos estilos artísticos –el románico y el gótico, sobre todo, que por algo abundan en nuestra geografía- que nos motivan a buscar la estética artística en edificios que fueron promovidos y construidos hace cientos de años, por una mayoritaria explosión de Fe. Pero lejos de mover sólo montañas –como aquéllas que desmocharon los canteros a golpe de maza y escoplo para dar vida a la piedra en bruto-, la Fe es un paradigma existencial que se nutre de unos juicios y de unos valores, no siempre predispuestos a aceptar lo literal promulgado por la Palabra de la Ecclessia de Roma como única, real y verdadera exclusa que encamina los navíos del espíritu hacia el puerto de la Divinidad. Esto era algo que sabían esos canteros medievales que tan misteriosos nos parecen hoy en día; los mismos que, en un alarde de humildad, anteponían la Obra al Nombre y abonaban la tierra con el estiércol de su propio anonimato.
La críptica mediación con la que éstos retaban al mundo a que interpretara un mensaje entre líneas, se convirtió en una corriente filosófica de la que se nutrieron los artistas posteriores, muchos de los cuales, cambiaron la técnica y el material, pero no el mensaje. Un mensaje que, como si se tratara, comparativamente hablando, de una quinta columna, continuó introduciéndose en el interior de los templos, amparado en la, a priori, inocente catequesis de las historias y personajes contenidos en el soporte barroco de unos retablos que, en la mayoría de los casos, actuaron como censores inadvertidos de la originalidad de unas pinturas que, a modo de Capillas Sixtinas, solían recubrir ábsides y paredes.
Destrozados, recubiertos de polvo y desfigurados en muchos casos, estos retablos –exceptuando, generalmente, los mayores, que suelen atraer la atención por magnificencia y situación- en su gran mayoría, también anónimos trabajos, contienen escenas y claves que pueden inducirnos, perfectamente, a pensar en otras historias de la Historia. Como decía el filósofo y escritor francés Paul Elouard: hay otros mundos, pero están en este.
Aunque no se trata, al menos en la presente entrada, de hacer una tesina sobre las claves consignadas en sus trabajos por éstos, metafóricamente hablando, artistas de Lucifer, sí puede resultar conveniente consignar algunas de esas curiosidades o rarezas –si preferimos considerarlas así-, que pueden resultar interesantes. Elegidos al azar, resulta curioso observar, por ejemplo, que le madero que porta el Nazareno camino del Calvario, conforma una Tau. Esto es patente, en retablos como el de la Vera Cruz de Segovia o el de la iglesia de San Pedro, en Valdeande, provincia de Burgos. Modelo de cruz, donde ya se le ve crucificado en el retablo mayor de la iglesia soriana de Barcebal, donde, además, el anónimo artista dejó un pequeño misterio para la imaginación de los observadores: junto a la cruz, a uno y otro lado, se aprecian perfectamente las conocidas figuras de la Virgen María y el Evangelista. Ahora bien, quien tenga ocasión de ir por allí y se fije en el madero vertical, observará unos dedos que se aferran a él. ¿Qué misterioso personaje se oculta detrás del madero y parte del cuerpo del crucificado?. ¿María Magdalena?.



La Coronación de María, por parte de Padre e Hijo, es también otro motivo interesante. Sobre todo, porque la figura de María carecía prácticamente de relevancia durante los primeros tiempos del Cristianismo. Esta representación, se puede ver en la iglesia de Santa María, en Caracena, Soria y en la también soriana iglesia de San Juan Bautista de Garray. Ahora bien, con curiosas diferencias, pues mientras que en la primera es el Hijo quien porta en la mano la bola del mundo –bola que caracteriza, así mismo, numerosas representaciones marianas de índole románico y gótica (1)-, en la segunda el portador es el Padre, mostrando el Hijo la cruz del martirio entre sus brazos.
En la iglesia de San Cristóbal (2), en el pueblecito segoviano de La Cuesta, se nos muestra una imagen de San Juan Evangelista, quien sostiene una copa-grial en su mano, de la sale una serpiente. Motivo que también se localiza en muchos otros lugares, siendo uno de ellos, la iglesia de Santo Tomás, en Covarrubias, provincia de Burgos. También en esta misma iglesia de La Cuesta, se nos muestra a un ángel portando la copa-griálica, motivo que localizamos en la iglesia asturiana de San Vicente de Serrapio, concejo de Aller, en cuyos frescos se ve al ángel recogiendo en la copa la sangre que brota de la herida de la mano derecha de Cristo crucificado. Mito, el del Grial, cuyos antecedentes paganos tampoco son del agrado de la Iglesia.
Santa Catalina de Alejandría, generalmente representada con una rueda -llámese si se prefiere, Rueda de la Vida, Rueda de la Fortuna o Rueda del Destino (3)-, aparece representada con la rueda partida por la mitad, en un cuadro de la iglesia soriana de Nª Sª del Mirón. En Cacabelos, pueblo berciano, el Niño Jesús juega a cartas con San Antonio, detalle que atrae a numerosos curiosos y que sienta reticencias en el párroco a la hora de permitir las fotografías.
Cátaros y templarios, aborrecían la cruz. Numerosas representaciones muestran a Cristo sin ella, ingrávido, a pesar de que la cruz es un símbolo universal, conocido desde la más remota Antigüedad y, por poner un ejemplo, representado entre los motivos que decoran la cerámica celtíbera recuperada en las ruinas de Numancia -se puede ver en el Museo Numantino de la capital soriana- no sólo en su forma de esvástica -tanto destrógira como levógira- sino también en su forma griega de brazos iguales. Una de las representaciones más significativas de Cristo sin el elemento crucífero de su martirio, nos la legaron los canteros que levantaron la iglesia de planta hexagonal de Santa María de Eunate, en uno de sus capiteles. Un capitel similar, de características prerrománicas, lo encontramos en la iglesia-santuario de Nª Sª de Elizmendi, en el pueblo alavés de Contrasta.
En las cavernas del Paleolítico, el artista primitivo ya representó la mano, como un símbolo en el que algunos investigadores quieren ver una referencia a la mano creadora de la Divinidad. Mano, que también fue utilizada por los canteros románicos que levantaron, por ejemplo, los templos de San Lorenzo de Vallejo y Santa María de Siones, en el Valle de Mena, en las Merindades burgalesas.
Se ha descubierto, que algunos de esos retablos a los que hacía referencia y a los que apenas prestamos atención cuando nos dedicamos a contemplar la belleza de un templo de época, tienen un valor incalculable, perteneciendo, en algunos casos, a las manos de reconocidos artistas. Quizás este haya sido el motivo para desaparezcan algunos de los frescos más interesantes -tal es el caso del pequeño pueblo asturiano de La Carballosa, enclavado en el entorno del famoso Monsacro- de la misma manera que, en tiempos, los anticuarios se dedicaban a recorrer los pueblos llevándose verdaderos tesoros a precio insignificante. Este fue el caso, por ejemplo, de muchos antiguos calderos de cobre del pueblo soriano de Suellacabras.
Los casos son innumerables. Y es posible, que todo aquél que lea la presente entrada y no le parezcan una sarta de estupideces lo que en ella se comenta, se sienta picado por la curiosidad y la próxima ocasión en la que visite un antiguo templo, preste atención a todos estos elementos, por muy viejos y deteriorados que le parezcan.


(1) La redondez de la Tierra, concepto herético en esos tiempos.
(2) Santo muy popular, pero poco agradable para la Iglesia, pues representa conceptos paganos, como el de los gigantes, los titanes, los jentillaks de las míticas tradiciones vascas.
(3) Comparable, en la mitología griega, a la rueca con la que las Parcas tejían la vida, el destino y la muerte de todos los seres humanos.

Comentarios

  1. Como diria Alejandro Lorente: Si tu me regalas Crisantemos, yo te doy con ellos en la cabeza, puesto que los crisantemos son para los cementerios. Esto se llama "anclaje" reaccionar de la misma manera a ciertos estimulos.
    A lo largo de la historia la Iglesia, se lleva la palma en este tipo de cosas. Lo comento por que ver mas alla de la iconografia clasica, de las pinturas de artistas donde su mayor mecenas era el Clero y cosas por el estilo, es muy dificil discernir el significado en la simple visión del arte en las iglesias.
    Para mi requiere de una vision abierta (sin anclajes) un personalidad sin perjuicios, y un ego digamos estable.
    Visión abierta: es de personas que mas que decir clutas es decir de personas que han visto o han leido mucho, se tiene mas colores para comparar y elegir.
    Alma sin perjuicios: esta en la educación y en la Psicologia humana. Un punto claro esta en el que no quiere ver a la iglesia "ni en pintura" y todo es pagano, pero eso le deja ver Las Sagradas Escrituras, por ejemplo, que no son lo mismo que lo que nos interpretaron de ellas, y habia que decier Amen.
    Y el tercer punto es el ego, con el que se pretende encontrar lo que se esta buscando.

    A partir de Codigo Da Vinci, parece que los de a pie nos empezamos a fijar en estas cosas. Y es curioso mirar el arte con otros ojos.

    P.D. Zaleza es un Blog: http://zaleza.blogspot.com.es/2012/03/romanico-en-pedrosa-y-la-orden-de.html

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  2. Hola, Minerva
    El tema, en realidad, no resultaría tan complicado, si partimos de la base de la intransigencia de la propia Iglesia. Me explico: en sus inicios, los primeros cristianos practicaban el gnosticismo; es decir, separaban lo aparente de lo trascendente, pues como sabes, generalmente Cristo hablaba en parábolas. La Iglesia, a través de los numerosos concilios de su historia, optó por una interpretación literal de las Sagradas Escrituras, persiguiendo con saña a todas aquellas culturas y agrupaciones que ofrecían una visión diferente de éstas. Como comprenderás, el Conocimiento se volvió entonces mucho más subterráneo y circuló en el más absoluto de los secretos. Es cierto que el clero pagaba la mayoría de obras, pero también es cierto que su literalismo era también un recurso del que se valían numerosos artistas para expresar su, digamos, 'filosofía', convenientemente enmascarada. Muchos de los santos y las vidas de los santos, son inventadas; sustituyen a los diferentes dioses y diosas 'paganas', que tan arraigados estaban en el sentimiento popular y que la Iglesia, por mucho que los perseguió, no pudo nunca erradicar del todo. Cambian las formas, pero no los atributos. Es cuestión de tomar nota de estos atributos, pasearse un poco por la mitología antigua y comparar. Te sorprenderías. Muchos de esos antiguos retablos que nos encontramos en las iglesias de los pueblos, tan olvidados, tan deteriorados, son verdaderas joyas de información; y en muchas ocasiones, se ha comprobado que fueron realizados por artistas insuperables, valiendo auténticas fortunas algunos. De ahí, que muchos de ellos hallan desaparecido 'misteriosamente', fomentando un mercado negro, donde en muchas ocasiones son los propios párrocos los responsables. Y no creas que es una exageración, no sería la primera vez que los propios vecinos de algún pueblín me comentan sus sospechas. Dan Brown, que no es un autor que me guste demasiado, aunque haya leído el código da Vinci y visto la película, supo aprovecharse de todo esto para explotar sus novelas. A veces, incluso la realidad puede superar a la ficción.
    Saludos

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